No, no estamos hechos tú y yo para el combate, amor.
No lo estamos.
Nos sobran dudas, nos faltan estrategias,
nos sobrevienen acertijos y al final del día
nos nacen en la boca más amores que lamentos.
No, no estamos hechos tú y yo para el combate, amor.
Entendemos del cuerpo a cuerpo del amor,
del poder de la ternura y de la fugacidad del tiempo.
No hay lugar para el combate en nuestra tierra,
en nuestro mar de besos.
No lo lamento,
no serán nuestras guerras entonces las que corten el viento.
El alma viva...
Hace 5 años
Me alegra volver a leer un poema tuyo. Creo que, al final, no nos quedará otra que aprender a combatir. En el camino se encuentran decepciones, pero también nuevas compañías, más creíbles, más de fondo. Espero que la experiencia al menos os sirva para eso.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Walden! Sí, cuando te sorprendes a ti misma/o ideando estrategias es cuando sientes que esto no es lo una quiere aprender, pero las experiencias te aportan aprendizaje que al fin y al cabo nunca está demás. Yo he descubierto algo: qué bueno que el blanco sea tan distinto del negro, que un polo está tan lejos del otro, qué bien porque así es más fácil posicionarte!...Un besazo!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu reflexión, me la pirateo. Sí. Es bueno descubrir la brecha.
ResponderEliminarGracias Walden!
ResponderEliminarLa antológica canción "Gracias a la vida" de Violeta Parra (que ahora interpreta genial Pasión Vega), dice en un momento determinado: "...cuando miro al bueno tan lejos del malo...",pues eso, sin caer en quiénes somos buenos o malos, simplemente en que es maravilloso que haya tanta diferencia entre lo que está bien y lo que está mal. Besitos!