DE ESE TREN QUE NOS LLEVA
Esa noche bailaron el vals de la ternura
en la casa habitada por recuerdos y cactus,
el vals que sólo bailan los cuerpos solitarios.
Decoraron la mesa con flores encarnadas
y brindaron con besos en las copas antiguas.
Bailaron esa noche un vals hasta el desmayo.
Apagaron las luces y sólo las farolas
testigos fueron albos detrás de las ventanas.
Se pusieron los trajes de los días de fiesta
y bebieron la dicha de los peces del alba.
Y mecieron sus cuerpos como tallos dormidos
en los brazos borrachos de dulzor y diamantes.
Bailaron desde el sueño el vals de la ternura,
tuvieron en la boca las uvas del estío.
En el patio la noche les olía a mimosas
y tomaron la senda de la aurora de mayo
dejando la tristeza desnuda en el armario.
Cogidos de los labios huyeron del escombro.
JUAN JOSÉ VÉLEZ OTERO
Un hermoso poema, que me deja un regusto entre sensual y melancólico.
ResponderEliminarUn beso.
Lo he conocido hace muy poco y me encantó!En cierta forma (salvando las distancias con este pedazo de poeta y pedazo de poema) me recordó a mi "Volare" que publiqué aquí en Junio. Gracias y besos!!
ResponderEliminarLo he vuelto a leer, sí, en esencia transmite lo mismo. Además tienes esa habilidad que no me canso de decirte y que admiro tanto de ilustrar maravillosamente los poemas.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Walden!!Me lo estoy empezando a creer, eso de la habilidad estética y estoy ideando algo!!Ya te lo contaré, a ver qué te parece. Un besito!!
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