La vida tuya sangre mía abona
y te amo a muerte, te amo; si pudiera
bajo los cielos negros te comiera
el corazón con dientes de leona.
Antes de conocerte era ladrona
y ahora soy menguada prisionera.
¡Cómo luce de bien mi primavera!
¡Cómo brilla en tu frente mi corona!
Sangre que es mía en tus pupilas arde
y entre tus labios pone cada tarde
las uvas dulces con que pan convida.
Y en tanto; flor sin aire, flor en gruta,
me exprimo toda en ti como una fruta
y entre tus manos se me va la vida.
Transfusión, Alfonsina Storni.
Mira que yo soy poco romántico, pero este soneto es precioso. Me encanta especialmente el segundo cuarteto, describe bien ese paso del egoísmo a la entrega que caracteriza al amor (¿al principio?).
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí que es bonito este poema!!Y apto hasta para no románticos (que no creo que sea tu caso, pero bueno, no me meteré a psicóloga a estas alturas). Precisamente la entrega en el amor yo creo que es continua, aunque la "transfusión" y la pasión de la que habla Alfonsina Storni quizás sea sólo del inicio (¿o no?)...Ya divagaremos!!Un besazo, Juan!!
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